"EN LAS GUERRAS SAMURAI, SÓLO LA MUERTE ES QUIEN GANA"
"No me importa si mi nombre es olvidado, mi voluntad vivirá"
Kozuki Oden
Notas sobre la verdadera derrota, la derrota samuraí.
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Es tan complejo, intolerante, triste y doloroso para mi que hace apenas cuatro meses y 29 días después de mi segundo texto en el que hago una análogia de la cultura reinante en el periodo Sengoku de japón. Es decir entre la filosofía samuraí y la situación en la que se encontraba mi vida.
Y después de un año y seis meses del primer texto, que tenga que escribir, por completa verborrea, este tercer texto con la misma analogía.... y no solo porque, como mis amigos más cercanos saben, tengo una bajísima tolerancia a la frustración, sino porque la razón es por la única lucha que de verdad importa, es por una lucha interna.
... Esta vez la analogía que estoy por relatar....
Esta vez se trata de la derrota, pero no una derrota literal o material, hablo de la derrota samuraí, aquella que ni siquiera es contra un enemigo externo porque para un samuraí la única batalla que realmente existe es contra el propio ego, aquel que te impide alcanzar el estado del zen, aquel que el codigo Bushido aborrece con toda su fuerza y poder , aquel que es contra tu propia mente y no solo porque conoce tus debilidades, sino porque es quien las crea.
Sin embargo he de poner en contexto a la casi inexistente audiencia de mis pensamientos.
El primer texto se tituló "Ronin" y era una justa y necesaria analogía sobre la vida de estos personajes en ese periodo, serlo era el estado más bajo, cruel e indignante en la que podía encontrarse un ser humano. Lo malo es que posiblemente millones de personas padecieron este sufrimiento de enfermedad social desde su nacimiento, hasta su muerte y lo peor es que no acaba ahí. Sino que trascendía a generaciones, claro está, puesto que si se podía sufrir de ello desde el nacimiento, era porque justamente los hijos de un ronin también lo eran.
Y hablo de que la analogía era justa y necesaria porque ninguno de esos ronin tenía la culpa de ese estado de muerte en vida en el que se encontraban injustamente, y atacaba con todo mi repudio a aquellos señores feudales, también llamados Daimio, que eran los verdaderos causantes de que Japón tuviera por todas sus tierras ese olor a putrefacción. El conflicto era externo, contra ellos que sin dudarlo me habían convertido en uno...
ME HABÍAN CONVERTIDO EN UN RONIN.
Link del primer texto: https://www.blogger.com/blog/post/edit/2630921650807546334/2885672302364624449
Aunque en ese momento también hablé de la esperanza... esa misma que tenían todos esos ronin y por los que sus nombres, o sus títulos de ronin se recordarían por todos los tiempos, o al menos por todo ese tiempo que pasó desde que existió el primero, hasta que yo lo plasmara en estas analogías de pensamientos. Mi esperanza se basaba en exactamente la misma que tenían ellos. Encontrar a un buen y verdadero Daimio a quien servirle... ahora me doy cuenta del error.
Si ellos eran quienes lo causaban ¿por qué un ronín querría encontrarse con uno? ¿por qué daría toda su vida y sus habilidades con la espada sólo por una sola persona?. Bueno asi eran las sircunstancias en el periodo Sengoku, y así eran las circunstancias de mi vida en ese momento y sin embargo, eso me llevo a mi segundo texto.
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El segundo texto se tituló "DE RONIN A DAIMYO", mismo que culminaba en un satisfactorio empoderamiento de mi destino, no sin antes mencionar sobre la decepción causada por aquello que imploraba en el primer texto, yo sólo quería ser fiel y útil a una persona que valiera la pena y encontré a esa persona, sin ermbargo, en un principio mencionaba lo triste que estaba por haberme tenido que alejar de él y de su Frommniano síndrome de decadencia.
Alejamiento que realicé por respeto y lealtad, respeto a él. Lealtad a mi. Porque aunque mi lealtad estaba con él, él simplemente no la quería en ese momento o al menos pensé que sólo era en ese momento y lo entendí, me aleje y pude darme cuenta de la capacidad de creación y manejo de la kanata que tenía. Fue un momento de total gloría, había pasado pues, de ronín a daimio literalmente, y hablo de como de pronto me ví rodeado de otros Ronin y de verdaderos y respetables Samuraí, de los que sin pedirlo en absoluto, me habían otorgado su lealtad y con ello todas sus capacidades en el manejo de la katana. Sin embargo la cuestión era que... aunque la evolución de una cosa a otra se había dado, no ví nunca ese puesto de status como un puesto de poder, privilegio y autoridad, son tres cosas que aborrezco con toda mi alma... lo sentí más bien como un título de absoluta devoción y responsabilidad. La responsabilidad de cuidar a aquellos que me dieron su lealtad y que habían sido, como yo, pisoteados, utilizados e indignificados por todos eso señores feudales sin honor y con moral escasa. Por eso se subtitulaba Notas sobre el poder, el deber y la responsabilidad.
Link del segundo texto:
https://www.blogger.com/blog/post/edit/2630921650807546334/9177797688486584444
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Ahora bien querida e inexistente audiencia... puedo comenzar a relatar la situación que me lleva a escribir hoy estas líneas...
"EN LAS GUERRAS SAMURAI, SÓLO LA MUERTE ES QUIEN GANA".
Sucede que en la temporalidad de hace un par de semanas a el día de hoy estuve a punto de perder todo aquello que me había dignificado en ese segundo texto y me refiero a la lealtad, amistad y ¿por qué no mencionarlo? disposición de katanas de todos esos nobles ronin y samuraí que confían o quizá tristemente confiaban en mi. La razón la he dicho al principio... mi derrota fue contra mí mismo, pero no nos confundamos debo relatar cómo es que sucedió.
Estaba tan seguro de mí y tan segado de mi propio ego, que... cuando ese Daimio que había encontrado en mi camino y al que respetaba, admiraba y por el cual no dudaba en poner mi lealtad... al fin me había buscado él a mí... ¡me había buscado él a mi!... con toda su faceta de "señor feudal digno de respeto" y no tengo ningún miedo como buen samuraí que ahora soy, de decir que me sentí demasiado ilusionado, porque sí! lo había estado esperando y había rechazado ofertas de otros Daimio que han demostrado su honradez y estupenda moral como personas, encontré a más y entendí que también las circunstancias los habían puesto ahí exactamente igual que en aquel doloroso pero necesario periodo bélico en Japón. Ya no consideraba que fueran ellos los culpables de todo.
Me ilusioné demasiado, porque imaginaba que al fin me había ganado su respeto, y que imploraba por mi lealtad, y sí. Ahí estaba otra vez la mortal fantasmagoría del ego, porque claro por qué otra cosa me buscaría aquel hombre noble y feudal al que admiraba tanto sino era porque me consideraba su igual?
ya que he de decir que él no me buscó para alinearme a sus filas como un samuraí, mucho menos como ronín (eso jamás en la vida lo volveré a ser) y si... le supo susurrar a mi ego. Él me ofrecía parte de aquello que lo hace ser un Daimio porque claro yo también estaba forjando mi camino para tener el mismo poder, privilegio y autoridad...
Sin embargo pronto entendería mi propio engaño... yo aborrezco el privilegio, el poder y la autoridad... recuendan?... y no sólo eso sino que al pasarme a su lado del tablero con toda esa ilusión del ego, fue fácil darme cuenta que jamás lo reconocería ni me entregaría esos atributos que ahora gracias a estar escribiendo esto, estoy completamente seguro que no los quiero,
y entonces... la batalla empezó...
Debo recordarles de nuevo que... aunque la batalla era contra mí, también tomó forma humana, muchas formas y caras humanas al decir verdad, y comenzaron a llover mil flechas de Ronin envenenadas sin siquiera dar la orden, y aun así no dudó en proteger a sus objetos humanos porque cree que son sus cosas, sus juguetes. Cuando el utilizado es él.
Y cuando estaba tratando todavía con fuerza y dignidad de succionar el veneno de esas mil flechas. Recibí 50 puñaladas de shinobis que él mismo me juraba haber dado por muertos y 50 puñaladas de kunoichis que yo mismo quería muertas... y aún así... resistí... como lo hubiera hecho el mismo KOZUKI ODEN, quien fue sentenciado a hervir vivo por una hora en una caldera cargando sobre sus hombros a sus samuraí que lo seguían y cuando eso no lo mató... le dieron un disparo en la cabeza.
Y por qué resistí? por lo mismo que ODEN, por los samuraí que tengo yo atrás de mí... y a quienes buscan también sacrificar... Y exactamente igual, cuando no me mataron las mil flechas envenenadas y las 100 puñaladas de shinobis y kunichis que deberían estar pudriéndose en el excremento que ellos mismos crearon. Él mismo soltó el disparo verbal a la cabeza...
Pero lo peor es que cuando ese disparo, múltiple debo decir, no me mató.... Yo respondí el golpe... he ahí mi derrota... porque me olvide de a quienes quería proteger y me enfoqué de a quienes quería destruir. Sólo eso buscaban y me olvide completamente y desde el principio las enseñanzas del Bushido código inquebrantable del camino samurai.
Tanto que por esa falta al bushido estaba preparado para cometer seppuku o también llamado harakiri, ritual de suicidio japones por deshonor sin tomar en cuenta a mis nobles y queridos guerreros que me siguen por verdadera lealtad pero, gracias a una amada Geisha que reapareció en mi vida de la manera mas inoportuna quizá, pero también necesaria y quien me recordó uno de los pasajes y enseñanzas más sabias del bushido justo antes de empezar a escribir estas líneas:
"Un guerrero honorable es aquel que sirve a su propia vida, sin perderse en el camino, pero si ese guerrero no es capaz de salirse del sendero que sigue para servir al necesitado, no hay honor en sus pasos, ni humildad en su sangre"
Y eso me recordó a por qué decidí en un momento a convertirme en Daimio cuando era un simple Ronin... porque nadie me va a volver a poner en esa situación de inhumanidad jamás... me recordó a mis samuraí... aquello que juré en el segundo texto y me cito para no olvidarlo:
"EL DE APARTAR A TODOS ESOS SAMURÁI DEL DOLOR Y LA DECADENCIA DE SER UN RONIN Y SERVIR A TODOS ESOS FALSOS DAIMIOS QUE UTILIZAN EL PODER PARA SI MISMOS Y NO PARA LOS DEMÁS"
Yo... juro en este momento que habrá un cuarto y último texto... y en él mi status no será el de Daimio... por todos ellos... todos y espero que alguno lo lea un día... les juro que yo...
ME CONVERTIRÉ EN EL MALDITO SHOGUN
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